lunes, 13 de junio de 2016

Lavando en atarjea. El Rincón, Guaza del Medio, en Arona

Lavando en atarjea. El Rincón, Guaza del Medio, en Arona


La escasez de agua que imperaba en este Sur, hasta que a partir de la mitad del siglo XX se comenzó a instalar las conducciones de agua a las casas, obligaba a la población a habitar zonas cercanas a fuentes, a barrancos. Se construían aljibes para almacenarla en tiempos de insuficiencia; se abrían pozos; se recurría al aprovechamiento de las aguas de lluvias, a las escorrentías de los barrancos para dar de beber al ganado y para el lavado de la ropa. Y en los días de máxima penuria se acudía a extraerla de los eres: una poceta en el cauce del barranco que las escorrentías la han llenado de arena fina y agua; la arena retiene el agua, evita su rápida evaporación; para obtenerla bastaba con escarbar un hoyo y esperar que el agua se clarificase antes de recogerla.
Para lavar se utilizaba el agua salobre de los pozos, en baños de cinc o en la pila de cantos recubiertos por arena y cal. A lavar, se iba a los lavaderos construidos en las atarjeas de riego; o cuando corría el agua por los múltiples barrancos que configuran nuestra geografía. Como la imagen, creemos que es de la década de 1960, que nos muestra a una mujer lavando en una atarjea situada en El Rincón, Guaza del Medio, en Arona.


Documentación: BRITO, Marcos: Paisaje en las Bandas del Sur [Tenerife 1890-1960]. Llanoazur ediciones