sábado, 17 de mayo de 2014

El cometa Halley en 1910

  Cometa Halley, de Jean Mascart     
 
El Halley es un cometa que orbita alrededor del Sol, con un período orbital que oscila entre 74 y 79 años. Es uno de los mejor conocidos y se le observó por última vez en 1986, calculándose una nueva visión para el año 2061. De larga cola, se le ha podido presenciar a simple vista, ha causado fascinación, miedos y leyendas, entre ellas las del fin del mundo. Como así fueron las congojas que se padecieron en el Sur de Tenerife desde meses antes de poderse contemplar en su mayor apogeo, la noche del 18 y el 19 de mayo de 1910.
El astrónomo francés Jean Mascart viaja en 1910 a Tenerife para realizar diversos estudios científicos, entre otros la observación del cometa Halley. Durante su estancia en Las Cañadas se trasladó a Vilaflor, a la que cita como pequeña y deliciosa población. Relata las dificultades para trasladarse desde La Orotava a Vilaflor a través de un camino incómodo, por el que se tarda unos 12 o 13 horas en mula. Si los isleños realizan el trayecto entre La Orotava y Vilaflor de manera bastante irregular, ¡cómo quieren que los turistas se arriesguen a hacerlo! Esta perla de la isla se encuentra bastante aislada, lo que es una verdadera lástima. Durante el verano, la época más calurosa, Vilaflor se convierte de alguna manera en una estación de montaña, con un aire vivificante y un clima suave y regular.
  Vilaflor, 1890


A Mascart lo acompañó Georges Plasse, quien publicó un artículo en la prensa relatando algunos pormenores de ese acontecer, como su visita a Vilaflor. Después de nuestra llegada a Vilaflor, vimos las ventanas llenas de gente que con angustiosa voz preguntaban: `senhor Francés´, díganos algo de la `Mala Cometa´… Pero nada, no podíamos convencer a estos infelices; nuestras palabras caían en medio de la mayor incredulidad…. Cada mañana el astro aumentaba y el día 17 le vimos formidable; cubría el cielo desde el horizonte, hasta más allá del cenit.
Con gran sorpresa, le vimos aún el día 18. en medio de la oscuridad y después de una noche de viaje a través de las escabrosas montañas, llegaban personas de Granadilla, San Miguel, Vilaflor y hasta de Santa Cruz. Se acercaban con dificultad y no se convencían con nuestras consoladoras palabras. Durante la `terrible´ noche del 19, bien pocos dormirían tranquilos en la Isla. Y precisamente esa noche, nada pasó.
Nuestra misión había terminado. En estos dos solitarios meses habíamos tomado más de 70 clichés del cometa y numerosos dibujos que después de las observaciones directas anotadas, completaban la documentación.

San Pascual Bailón. Promesas a un santo bailón


 
San Pascual Bailón en la Parroquia de San Antonio Abad, Arona
El 17 de mayo se conmemora el santo más bailón, San Pascual Bailón, al que se recurría en cualquier momento del año. Las promesas, los bailones, a San Pascual Bailón se cumplían por múltiples motivos, por mejorías de enfermedades, por salir airoso de ciertos avatares de la vida, casamientos, partos, guerras o viajes; o por cualquier otra facultad como padecimientos de animales, sequías, lluvias, etc. El baile se organizaba en casas particulares o en los múltiples salones que existían en cada pueblo. La persona que hacía la promesa se encomendaba en buscar el lugar, de invitar a los bailadores y tocadores, y fijar la fecha para su ejecución. 
En Arona, el 17 de mayo se oficia una misa de gala en honor de San Pascual Bailón en la Parroquia de San Antonio Abad, Patrón de la Hermandad del Santísimo Sacramento. Las peticiones a este santo franciscano se cumplen por múltiples motivos en demanda de su amparo. Como por ejemplo cuando lo bailó María Luisa Hernández Reverón, vecina del Valle de San Lorenzo, que asistió en ofrecimiento de una vecina por el pronto regreso de su padre de Cuba. Se desarrolló en la década de los años cincuenta en un local de Pedro Hernández, en Chindia, desde que entrabas hasta que salías tenías que estar bailando. Tocadores y bailadores no podían parar hasta que no se cumplía la promesa, que en algunos casos se mantenía durante dos horas.
María García Sierra, vecina de Buzanada, también participó en estos bailones. Como el que se efectuó en los años cuarenta, con el deseo de que el parto de su hermana tuviera buen fin. Yo hice una promesa por mi Corina, que en paz descanse, cuando tuvo el niño más viejo que casi no lo tiene, y prometí un Pascual Bailón, no parábamos, uno bailando sin pararse las dos horas. El baile se efectuó en El Morro, en la tienda y salón de baile de Enrique Delgado, Cho Enrique, en el que también participó Dolores Toledo y Rafael Delgado, con quien bailó María García; quien además recuerda un cantar en honor de este santo: Dichoso Pascual Bailón/ que bailando ganó el cielo/ y se fue a gozar de dios/ bailando en ese terrero
Rosario Domínguez. Las Galletas
Asimismo lo narró la vecina de Las Galletas, Rosario Domínguez Rodríguez, quien participó en uno de estos bailes en la Cañada Verde. Cuando yo tenía diecisiete años estábamos invitados a la Cañada Verde, por la tarde que lo ofrecía mi tía María Rancel y el marido Ismael Donate, que era el cabrero en La Tosca. Y fuimos al baile que ofreció ella, porque las cabras no daban leche y después llovió y había leche a montones, por dios que si. El Pascual Bailón lo bailamos allárriba en la Cañada Verde, estaba cho Juan Cabrera de encargado y fue también en el día de San Juan, bailamos por la tarde y después bailamos por la noche el baile, estuvimos bailando hasta por la mañana. Por la tarde ejercieron la promesa a San Pascual Bailón y por la noche festejaron la onomástica de San Juan Bautista.
  José García. Valle de San Lorenzo
Y el último recuerdo lo aporta José García Domínguez, José Rubio, quien nació en 1914 en el Valle de San Lorenzo. Con apenas quince años participó en un Pascual Bailón, bailando dos horas en el salón que tenía María Pérez Reverón, con venta y salón de baile en Los Corrales, cercano a Las Galletas, tenían un ventucho y un salonito pa bailar y que ellos vivían allí también. En este Pascual, José Rubio bailó y cantó, y añade que estuvo danzando con una chica a la que no le pudo decir nada, se acabó el Pascual y no pude romper la palabra.
  
Bibliografía: BRITO, Marcos: Arona. Tradiciones festivas. Llanoazur ediciones