viernes, 27 de diciembre de 2013

Pela de higos picos

 

Pela de higos picos
Con respecto a los higos picos hay toda una ciencia por la que deambular en busca de su denominación correcta. Las porretas son los higos picos pelados, se les retira lo menos posible de la piel para que no se desgrane en el proceso de pasado. Las pipas son los higos que estando más verdosos no se pelan, estos se abren como si nos lo fuésemos a comer frescos. Antes de pelar o abrir, ya sean para porretas o pipas, “se escobiaban y barrian” para quitarles los picos, con escobas de balo, de margazas o de pino. Luego se tendían varios días al sol, en los pasiles. Pasados esos días, que podían ser de ocho a diez, dependía del sol, se recogían una mañana temprano, que estuviesen serenaditos que era mejor para lidiar con ellos.

Fotografía: Pablo Delgado Delgado, Valle de San Lorenzo, 2010

Andrés Toledo Rodríguez, ANDRÉS EL DIOS

Andrés Toledo Rodríguez y María Pérez Toledo

Por sus dotes para predecir el tiempo, a Andrés Toledo Rodríguez se le conoce por Andrés el Dios. Abuelo de María Pérez Toledo, quien explica el motivo de su nombrete, porque era adivinador, llevaba los tiempos, a suponer los tiempos que había en el verano, en el invierno. Si había en el verano tiempos de levante y tal, podía venir agua, a veces no le venía agua sino el mismo levante. Casimiro Díaz, esposo de María Pérez, relata un consejo que le dio a su padre, Martín Díaz Tavío, cuando residían en Trevejos y arrancaba el trigo para su posterior trilla. Porque ya ve que antes se segaba todo por juntas, se juntaban veinte o treinta y en un día arrancaban el trigo que había, y como una junta el trigo quedó en manaitas paquí y pallá y él venía allí que pasaba al lado de la casa donde estaba mi padre, pasaba la tarjea, donde pasaba el agua que venía pa Arona, el agua del público que le decían, y le dijo a mi padre, vino por la mañana a darle agua a las cabras, como a las nueve o a las diez, mira recoge el trigo y hazlo gavillas o mételo en la era porque mañana a estas horas se ha de meter un viento de miedo, de levante, y se metió, y otras apuestas de lluvias.
José Trujillo González, que también lo conoció en Vilaflor, relata: El venía aquí a misa todos los domingos, entonces, señor Andrés y cuándo llueve. Tenía un almanaque desos zaragozano, y decía tal día, y tal está anunciado agua, no sabemos si lloverá, pero creo que a lo mejor llueva, vaya tal día llovía. Cho dios, cho dios, y acabó cho dios.
La principal ocupación de Andrés el Dios fue el cuidado de manadas de cabras. A través de datos obtenidos en Censos y Padrones se le ubica en el tiempo y en los lugares que frecuentó. En 1913, y según el Censo Electoral de San Miguel de Abona, estaba registrado en Las Zocas, con 43 años y de profesión cabrero. En el Padrón Municipal de Vilaflor, a 31 de diciembre de 1930, Andrés Toledo Rodríguez se encuentra residiendo en Trevejos, nacido en 1869 y de profesión aparcero; natural de San Miguel y con 8 años viviendo en Vilaflor. Casado con Elvira García González, quien nace en 1867, de profesión sus labores y natural de Arona. En la vivienda familiar reside un hijo, Juan Toledo García, quien nace en 1914; y una nieta, María Pérez Toledo, que nace en 1924.

Documentación:
BRITO, Marcos: Nombretes en el Sur de Tenerife. Llanoazur ediciones



Elías Melo Alayón, ELÍAS EL NORUEGO

 
 
Elías Melo Alayón, ELÍAS EL NORUEGO

Elías Melo Alayón, ELÍAS EL NORUEGO, narra el porqué de su sobrenombre, que lo porta desde su juventud, porque era rubio, vino un barco noruego con dos jóvenes y me decían que me parecía a ellos. Elías Melo Alayón nació en Los Cristianos, contando con 6 años en el Censo de Población de Arona, a 31 de diciembre de 1920. Hijo del pescador José Melo Cabeza, Rubio, y de la costurera María Alayón Gómez, María Celestina. El inicio de su apodo coincide con la arribada a la bahía de Los Cristianos, a finales de mayo o los primeros días de junio de 1933, de un balandro noruego, Trade Wind, tripulado por dos jóvenes hermanos noruegos, de los que sólo se reseña el nombre de uno de ellos, Hans Hanmram, y que recalaron procedentes de Noruega y con destino a Martinica. En el Padrón Municipal de Arona, a 31 de diciembre de 1960, Elías Melo Alayón está inscrito en Los Cristianos, con 46 años de edad y de profesión albañil, casado con Juana Reverón Linares, de 41 años de edad; y con sus hijas: Rafaela, de 13 años; Teresa, de 9 años; y Mª del Carmen, de 5 años de edad.

BRITO, Marcos: Nombretes en el Sur de Tenerife. Llanoazur ediciones