jueves, 31 de octubre de 2013

José Arbelo Yanes, PERRETE. María Castellano Cruz, MARÍA la PERRETA. Porís de Abona




María Castellano y José Arbelo
rque decía la gente que era un perrete, porque era gracioso. Decían este es un perrete y el Perrete se quedó, porque era muy alegre, y María la Perreta, porque al marido le llamaban Perrete. Lo relata Candelaria Rodríguez Morales, sobre el apodo de estos vecinos del Porís de Abona que en el Padrón Municipal de Arico, para el año de 1950, se inscribían con los siguientes datos: José Arbelo Yanes, con 43 años y de profesión pescador, casado con María Castellano Cruz, de 50 años y sus labores, y que durante años se dedicó a la venta ambulante de pescado; se anotan además 11 hijos, José Justo, Carmen, Álvaro, Benito, Ángel, Antonio, Guillermo, Mª Amalia, Pilar, Gaspar y Juan Julián, que contaban entre los 18 años y los cinco meses, y que son conocidos en la zona por Los Perretes.
La lápida del nicho de José Arbelo Yanes, El Perrete, se encuentra en el cementerio de Arico el Nuevo. Una muestra de la naturalidad con la que se porta el nombrete, en los que en algunos casos se reseña en la esquela o se graba en la lápida de la tumba de la persona difunta.

Lápida en el cementerio de Arico el Nuevo

BRITO, Marcos: Nombretes en el Sur de Tenerife. Llanoazur ediciones

Llanos de El Camisón c. 1959

 
  Llanos de El Camisón c. 1959
El Camisón fue fuente importante en la economía de subsistencia que imperó en nuestros pueblos hasta hace algunas décadas. De sus llanuras se extrajo la arena y el callao necesarios para la fabricación de viviendas, acequias o charcas. En estas llanuras se llegó a plantar, y trillar cereales, tomates e incluso algodón.
En esta fotografía la imagen se adentra en territorio del Municipio de Adeje, con las playas de Troya y El Bobo, a la derecha se aprecia, en parte, el Roque del Conde. Obtenida desde la actual Playa de las Américas en dirección a Costa Adeje. Urbanizaciones que comenzaron su andadura por el Municipio de Adeje con la aprobación, en 1968, de los planes parciales Playa de las Américas I y II Fase; y por parte del Ayuntamiento de Arona, en 1971, del plan parcial Playa de las América III Fase.

BRITO, Marcos: Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares. Llanoazur ediciones

31 de octubre de 1904. Temporal en Valle de Santiago

Santiago del Teide, 1890
 
La historia del Sur de Tenerife está plagada de desidias y abandono, pero además de catástrofes naturales, como el temporal acaecido el 31 de octubre de 1904 en el denominado Valle de Santiago, a partir de 1916 Santiago del Teide, y según  lo describe en la prensa de comienzo de noviembre debió ser de los que no se espera ver nunca más.
El día amaneció cargado de nubes, lluvioso, y fue al hacer la noche cuando arreció la lluvia, los relámpagos, los truenos y la incertidumbre. “Así continuó poco más o menos hasta la media noche, en cuya hora la tempestad furiosamente desencadenada, mugía con fiereza sobre el pueblo y sus alrededores. En esos instantes, ya la tranquilidad había alcanzado alarmantes proporciones: los vecinos se asomaban a las puertas pidiendo socorro; las mujeres a gritos y con lamentos que partían el alma, suplicaban auxilio. La lluvia entre tanto caía cada vez con más fuerza; el ruido atronador de los barrancos ensordecía e infundía pavor aún al menos pusilánime.
Cuando amaneció, la aflicción del vecindario fue aún mayor. Entonces se pudieron apreciar los enormes daños que había causado el temporal: los campos han quedado completamente arrasados, pues las aguas no solo arrastraron consigo la tierra y los frutos, sino que arrancaron de cuajo los árboles; los caminos obstruidos y, por consiguiente, intransitables y, en el pago de Tamaimo, hubo necesidad de derribar varias casas para desviar las aguas que amenazaban inundar al pueblo.
Los ancianos del lugar recuerdan que solo en el año 1834 hubo otro temporal parecido al de ahora.”